Colaboración de Paco Pérez
AYUDARSE, COMPARTIR Y DAR LA CARA POR LA VERDAD
La
tercera aparición de Jesús fue
en la playa y por ella podemos aprender cómo se comportaba, preocupándose
por los problemas de las personas y ayudándoles.
Aquella
noche los pescadores habían tenido una pesca mala, Él les aconsejó que
volvieran a intentarlo, confiaron en sus palabras y recogieron
peces de manera abundante. Luego, tener fe en las palabras de Jesús
es fundamental para caminar cada día.
Mientras pescaban Jesús los esperó en la arena y ya les tenía preparados alimentos. Regresaron muy felices, los invitó a compartir su comida y les pidió que aportaran algunos peces. La realidad de la vida queda ahí reflejada: Ayudar es necesario pero no debemos olvidar que todos tenemos la obligación de cooperar al sostenimiento de la comunidad aportando el fruto de nuestro trabajo pues de no hacerlo nos convertiríamos en una carga y recibiríamos el rechazo de los demás.
En
esta escena podemos aprender también que Jesús, sabiendo que eran unos
profesionales de la pesca, no tuvo miedo al aconsejarles que volvieran
al trabajo y cómo debían hacerlo. En ese gesto podemos aprender que es un deber
dar la cara por Él en los ambientes
donde vivamos, que no debemos ocultarnos asustados como hicieron los discípulos,
que divulgaremos la “Palabra” allá
donde estemos y que lo hagamos con espíritu de servicio hacia los demás.
Los
discípulos cambiaron de actitud después de que Jesús resucitara pues perdieron el miedo, no se escondían y nos trazaron
el camino de la “Iglesia en salida” pues
contaban a quienes se les acercaban las vivencias que tuvieron al lado de Jesús.
Como
sus testimonios iban calando con fuerza entre las personas sencillas pues se
formaron pequeñas comunidades cristianas y vivían ayudándose como
verdaderos hermanos. Estas realidades comenzaron a preocupar al poder religioso del lugar y al político de Roma, todos recelaban de ellos y pusieron en marcha acciones
opresoras contra ellos.
¿Cómo lo hicieron?
En
HECHOS 5, 27B-32. 40B-41 podemos
comprobar
que el
sumo sacerdote reprochara
a los apóstoles que no habían dejado de predicar a Jesús, a
pesar de las prohibiciones que les habían hecho, y que los responsabilizaran de
su muerte.
Ellos
fueron valientes y les dijeron que a “Dios había que obedecerlo antes que a los hombres”.
De
nuevo les prohibieron predicar pero los liberaron.
También
chocaron los cristianos con el Imperio Romano porque
debían proclamar que “El emperador era el señor del mundo”, ellos
se oponían y les decían “¡Jesús es el Señor de Señores!
Por este comportamiento Roma no tardó mucho en ordenar las persecuciones contra los cristianos y muchos fueron
martirizados con la acusación
falsa de perturbar el orden social cuando lo único que les preocupaba
era seguir en el poder para disfrutar
de sus beneficios.
Han
pasado muchos años pero la realidad nos enseña que en el S. XXI los dirigentes políticos
todavía ordenan “persecuciones” y,
aunque las adornen con falsedades, la realidad es que lo hacen sin mirar a
quienes afecta.
En
todas las épocas se ordenan para conseguir dinero, sin reparar en las consecuencias,
que perjudican a las capas humanas más desfavorecidas, y así, mientras
éstas quedan arruinadas los poderosos cada vez son más ricos.
Cuando
quieren gobernar comienzan prometiendo lo que no tienen y cuando ya gobiernan
lo hacen con injusticias, lo que ocurre en nuestros días, por ello podemos
afirmar que las personas desfavorecidas
son los mártires del 2022. Abran la caja tonta y verán cómo se llora en Venezuela, Cuba
y otros países porque no
pueden comer correctamente o cómo invade Rusia Ucrania para quitarles la LIBERTAD, su territorio y riquezas sin importarle masacrar a sus gentes y destruirlo todo.
Han
pasado veinte siglos y sigue habiendo opresores y oprimidos. Hoy estamos recordando
las persecuciones del S. I para que
nos ayuden a comprender porqué escribió el
apóstol Juan el Apocalipsis.
En
aquellos años todo iba contra los cristianos,
vivían
en una situación permanente de dolor, desorientación, se sentían abandonados
por Dios, estaban cansados de caminar y no llegar al final del
camino, perdieron la ilusión porque creían que su final estaba cerca, tenían
miedo, por ello muchos abandonaron el cristianismo y se pusieron al
lado del Imperio.
Llegaron
a esta situación porque, además de estar acosados por las persecuciones, también
sufrieron la visita de falsos apóstoles que predicaban doctrinas
alejadas del verdadero mensaje de Cristo y esto los confundía, la pobreza
aumentaba y quienes vivían mejor optaban por lo fácil, renunciar
a Jesús y acomodarse al sistema que les imponían los poderes humanos.
Este
retrato de la sociedad de entonces refleja la realidad de las pequeñas
comunidades que había por todo el Imperio Romano y Juan,
que ya estaba encarcelado, decidió ayudarles con el Apocalipsis. Un
libro difícil si se lee sin ayudas porque entonces tenemos la sensación de no comprender
el mensaje por la cantidad de imágenes que utilizó cargadas de misterio
y terror y eso nos hace pensar que en su contenido se comunica el
fin del mundo y los desastres que irán apareciendo antes. Los expertos opinan
que los símbolos transmiten mensajes de una gran actualidad.
El
apóstol Juan lo escribió con ese estilo por el caos que se originó y creyó
que escribiéndolo con símbolos y en términos transcendentes les ayudaría a
comprender mejor lo ocurrido con la muerte y resurrección.
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