Colaboración de Paco Pérez
LOS EFECTOS QUE SE DERIVARON
La
muerte de Jesús fue un golpe tremendo para el pueblo y, sobre todo, para los discípulos…
¿Por qué?
Porque
al no comprender lo sucedido
comenzaron a creer que, tal vez, llevaran razón quienes lo habían matado y que Dios lo había abandonado, incluso llegaron
a pensar que Jesús no fuera el Mesías,
se asustaron y reaccionaron escondiéndose.
Unos días después Jesús resucitó y la ofuscación que tenían subió de tono porque lo buscaban y no lo encontraban. Con esta nueva situación los planes de Dios comenzaron a cumplirse cuando Jesús se presentó a ellos sin que lo esperaran, así les demostró que no lo había abandonado. En los encuentros que tuvo con los apóstoles éstos se sintieron fortalecidos de nuevo; comprendieron lo ocurrido, aunque Tomás se mostrara incrédulo; recuperaron la fe; estuvieron alegres de nuevo; ya no sintieron miedo y salieron a la calle para comunicar la noticia... ¡Jesús había resucitado!
La experiencia que tuvieron los apóstoles al convivir de nuevo con Jesús resucitado les hizo cambiar el miedo por la valentía y se lanzaron a la evangelización. El pueblo, al ser informado por los discípulos de lo ocurrido,
experimentó un cambio radical en su comportamiento hacia ellos y por eso se acercaban
a ellos para escucharlos, para llevarles algún enfermo y que lo curaran
con algún milagro o para formar parte de la comunidad
cristiana.
Durante
años, en las primeras comunidades cristianas vivieron su creencia
alimentados espiritualmente con el recuerdo de Cristo resucitado. Después de un tiempo comenzaron a entrar en
contacto con unos escritos en los que se contaban las experiencias de
los discípulos y el pueblo con Jesús, eran unas narraciones que habían sido escritas por personas diferentes, en
las que se recogían los hechos ocurridos en un pasado reciente y donde sus
autores exponían su particular experiencia y visión de los hechos. Con el
tiempo esos relatos se convirtieron en los evangelios,
textos adecuados para ser usados como “catequesis” en la evangelización
y con los que la comunidad cristiana pudiera profundizar, entonces y ahora, en
lo que Dios espera que hagan las
personas.
La
“Resurrección de Cristo” fue el triunfo
del AMOR de Dios sobre el PECADO y
la MUERTE y, para las personas, la salvación
espiritual.
Juan continuó
predicando a Jesús, por ello fue desterrado a la isla de Patmos y
estando allí tuvo una visión, como todos los profetas, en la que Jesús
se le mostró como el que era y había resucitado. Le pidió que escribiera lo que
vio y que lo comunicara a las comunidades.
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