Colaboración de Paco Pérez
Capítulo I
Alfredo
Stéfano Di Stéfano Laulhé, apodado “La
Saeta Rubia”, nació el 4 de julio de 1926 en el barrio de Barracas, en Buenos Aires (Argentina)
y murió en Madrid el 7 de julio de
2014.
Ahora ya sólo nos queda a los
madridistas rezar por su alma; desearle que esté descansando en paz junto al
Padre y no olvidar jamás que él, con su clase única e irrepetible, contribuyó
de manera decisiva a forjar la historia de nuestro querido Real Madrid.
Voy
a intentar ser objetivo al recordarlo
como futbolista y lo haré porque él
no necesita recibir de mí flores inmerecidas pues todo lo que escriba, ayudado
del recuerdo y de las hemerotecas, es conocido por todos y quienes lo lean
reconocerán que me quedé corto. No obstante, algunos considerarán que mi amor
deportivo por el blanco me lo impidió y que, de manera desproporcionada, usé
demasiado el bolígrafo de los halagos y que se me olvidó usar el del realismo.
Sé que han existido otros genios del balón, y que aún viven, pero me apoyo al
ensalzarlo en que ninguno fue tan completo como él y por eso considero que:
¡¡¡Fue el
MEJOR jugador de fútbol de todos los tiempos!!!
Hubo
un señor, no recuerdo quién, que acuñó una frase célebre con la que retrató su personalidad
deportiva de manera perfecta, de ello hace ya bastantes años: <Di Stéfano es único porque es muy
difícil ser en el mismo partido el mejor defensa, el mejor medio, el mejor
delantero y el máximo goleador.>.
Tuve
la suerte de poderlo ver jugar en directo, siendo un niño, en un partido de
Liga que jugó mi Real Madrid en el
viejo estadio de “Los Cármenes”, en Granada. Recuerdo que hubo muchos goles,
el resultado sufría alternancias, mi padre y yo estábamos rodeados de
granadinos, la tensión era enorme y los dos aguantábamos la emoción para no
delatarnos. Él me previno antes de entrar sobre cómo comportarme pero, en un
trance del partido metió el Real Madrid
el tanto decisivo y mis pocos años me hicieron gritar de alegría… ¡¡¡Gooool!!! Los vecinos de asiento fueron
comprensivos y tranquilizaron a mi padre cuando les pedía disculpas. Eran los
tiempos en que era acompañado por Gento, Puskas y otros fenómenos.
Cuando
la televisión nos ofreció imágenes de fútbol la Copa de Europa fue un espectáculo inolvidable pues en nuestro
continente había un grupo de equipos impresionantes. Regreso, ayudado de un
almanaque, hasta el año 1964. Entonces recibíamos imágenes en blanco y negro con
el televisor, el Santiago Bernabéu aparecía
siempre repleto de espectadores, jugábamos el partido de ida contra el Milán y ganamos por 4-1. De aquel
partido guardo un recuerdo imborrable gracias a las imágenes de un gol
irrepetible de D. Alfredo.
El
árbitro señala una falta al borde del área, colocan la barrera, un defensa deja
las piernas un poco separadas y él, con su maestría, la cuela por esa brecha y
aloja el balón en la red. Ese gol me impresionó.
Comenzó
jugando en Argentina con la zamarra del River
Plate el día 15 de julio de 1945, lo hizo frente a Huracán, fue su único partido esa temporada y ganaron el
campeonato.
En
la temporada siguiente juega cedido en Huracán,
disputó 25 partidos y marcó 10 goles. Allí permanece hasta 1947 y regresa a River Plate porque sus dirigentes le
pidieron a Huracán una cantidad de
dinero muy elevada, ellos no la pagaron porque se avecinaba una huelga de
futbolistas y con ella los jugadores serían los dueños de su pase, la que ocurrió
en noviembre de 1948, cuando faltaban cinco jornadas para acabar el campeonato.
En
1947 formó parte de la Selección de
Argentina y ganó la “Copa de América”
en Guayaquil. Disputó en ella seis encuentros y marcó 6 goles.
En
1948, como jugador de River Plate,
participó en la “Copa de Campeones”
de Suramérica, la antecesora de la “Copa Libertadores”, logró el
subcampeonato y anotó 4 goles en seis partidos.
Di Stéfano, junto al
resto de figuras del campeonato, se puso al frente de la huelga para defender
unos derechos justos. En mayo de 1949 el Ministerio de Trabajo les impuso un
sueldo reglado, estableciendo el máximo en 1500 pesos. Esta decisión hizo que
las figuras del fútbol argentino emigraran, eligiendo como destino a los
equipos del campeonato de Colombia.
Di Stéfano jugó en Millonarios de Bogotá junto a Pedernera, Rossi, Báez, Fello Meza y Gozzi. Con
este club ganó cuatro campeonatos y fue dos veces el máximo goleador. Este
conjunto de grandes jugadores maravillaron al mundo del fútbol con su juego
brillante y espectacular, por eso los bautizaron como “Ballet azul” y el club alcanzó un reconocimiento mundial en
aquellos años.
En 1952,
el Millonarios fue invitado a
participar en el torneo internacional que organizó el Real Madrid para celebrar
su CINCUENTENARIO. El torneo acabó
con la victoria del equipo colombiano, derrotó por 2-4 a nuestro equipo y Di
Stéfano fue visto en directo por D.
Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid entonces. Éste quedó maravillado con su juego y
quiso contratarlo de inmediato, sin embargo, no pudo hacerlo hasta la
consecución de la “Pequeña Copa del
Mundo Clubes” en Caracas, formando parte parte de Millonarios. Fue en ese evento cuando su club negoció con el Real
Madrid el traspaso de sus derechos, la que se vio favorecida por la magnífica
relación que había entre los presidentes de ambos clubes.
El 18
de febrero de 1953, en un partido con el Rapid de Viena, la “Saeta Rubia”, abandonó al club
colombiano y pasó a formar parte de su historia con la consecución de 90 goles
en 101 partidos oficiales en la “Liga”,
10 goles en la “Copa Colombia” en
10 partidos y 51 goles en 61 partidos, no
oficiales, nacionales e internacionales.
Su
fichaje por el equipo «merengue»
cambió el curso de la historia de este club al conseguir todos los títulos y
trofeos que lo llevaron a ser proclamado como el “Mejor club del siglo XX”. Este galardón lo consiguió, sobre todo,
gracias a las Copas de Europa que
ganó el Madrid con él.
Di Stéfano se
nacionalizó ciudadano español en 1956, y el 30 de enero de 1957 jugó su primer
partido con nuestra selección, nos enfrentamos en aquel partido a Holanda, vencimos por 5-1 y Di Stéfano marcó tres goles. Con España
disputó 31 partidos y se convirtió en el máximo goleador de la historia hasta
que Emilio Butragueño lo superó en 1990.
En
1956 le propusieron hacer una película sobre su vida, “La Saeta Rubia”, aceptó y en ella se interpretó a sí mismo.
El 20 de agosto de 1963, en
Caracas (Venezuela), dos miembros del “Frente de Liberación Nacional de Venezuela” lo secuestraron. Estos revolucionarios aprovecharon
que el Real Madrid participaba en la
“Pequeña Copa del Mundo de Clubes”
para hacerlo y conseguir que su causa fuera conocida fuera de sus fronteras. Disfrazados
de policías, se presentaron en el hotel del
Real Madrid e invitaron a D. Alfredo a acompañarlos a la
comisaría bajo la acusación de tráfico de drogas.
Una
vez que estuvieron en el coche le comunicaron: <Esto es un secuestro. No le va a pasar nada. Somos revolucionarios que
no estamos de acuerdo con el régimen de nuestro país. Le soltaremos enseguida.>
A
los dos días le dejaron en libertad junto a la Embajada de España en Venezuela, así acabó el secuestro.
Di Stéfano transformó al
Real Madrid pues pasó de ser un club
con dos títulos de Liga en sus
primeros 50 años, el último de aquella época fue obtenido en 1936, a ser el
club dominante del fútbol español y europeo. Ganó con él: Cinco “Copas de Europa” consecutivas, ocho “Ligas”, una “Copa del Generalísimo”, una “Copa
Intercontinental” y dos “Copas
Latinas”. Los 893 goles que consiguió durante su carrera lo convirtieron en
uno de los mayores artilleros de la historia del fútbol.
Fue
elegido dos veces como “Mejor Futbolista
Europeo del Año”, en 1957 y 1959.
Su último partido oficial
con el Real Madrid fue
el 27 de mayo de
1964. El club fue derrotado por 3-1 en el partido final de la “Copa de Europa” con el Inter de Milán. Dejó el club después de
11 temporadas.
Como
persona fue un hombre áspero, egocéntrico, impaciente y con un irónico sentido
del humor, no soportaba tonterías a nadie y por eso nunca tuvo miedo para
enfrentarse al presidente Santiago
Bernabéu cuando no estaba de acuerdo con la política del club.
Por
culpa de una de esas discusiones con el presidente tuvo que abandonar el Real
Madrid, entonces fichó por el Español
y se retiró como jugador el 3 de abril de 1966 en este club catalán, dos
temporadas después, tenía ya 40 años y lo hizo 22 años después de haber debutado
con River Plate.
Disputó
aún un último partido no oficial, fue el de su homenaje, el 7 de junio y ese día el Real Madrid se
enfrentó al Celtic. En el minuto 13 Di
Stéfano se quitó la cinta de capitán, se la entregó a Ramón Moreno Grosso, el público se puso
en pie y lo despidió con un prolongado aplauso.
Después
se dedicó a la faceta de entrenador
y lo hizo en diversos clubes: Elche, Boca Juniors, Valencia, Real Madrid,
Sporting de Lisboa, Rayo Vallecano, Castellón y River Plate.
En
esta nueva etapa ganó: Un “Campeonato Nacional” y una “Copa Argentina”
con Boca Juniors, un “Campeonato Nacional” con River Plate, una “Liga
española” y una “Recopa de Europa” con el Valencia y una “Supercopa
de España” con el Real Madrid.
La
decisión de Florentino Pérez de convertirlo
en “Presidente de Honor” del Real
Madrid en 2000 fue un justo reconocimiento a un jugador que elevó al club a un
prestigio enorme en el mapa del fútbol europeo y mundial.
El 5 de julio de
2014 a las 17:00 horas, sufrió una parada cardiorespiratoria durante la comida de celebración de
su cumpleaños.
Trasladado de urgencia al Hospital General Universitario Gregorio Marañón
de Madrid, fue reanimado hasta por dos veces e ingresó en la Unidad
Coronaria del centro donde fue sometido a un coma inducido para
estabilizar sus constantes vitales. Dos días después, el 7 de julio,
falleció a los 88 años de edad.
¡¡¡Pibe, descansa
en paz!!!
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