Colaboración de José Martínez Ramírez
Por
matar y no decir la verdad,
por
herir y cambiar la suerte
sin
tan siquiera preguntar,
cuando
llega sola y de frente.
Por
un egoísmo sin civilizar
y
cerrar los ojos sin que tiemblen
manos
y dedos al acariciar
billetes
con caras de reyes.
Por
querer de lo ajeno su amistad
sin
escritura que ampare o gobierne,
el
trinque en Suiza o en Caimán,
a
lomos de cientos de eres.
Por
decir lo que quieren escuchar,
hacer
justo lo contrario y que recen
la
oración del amparo que no tendrán,
y
vuelta otra vez, querido Pepe.
A
volver a la turba a engañar.
Ellos se insultan y se quieren,
sobre
las arcas que van a vaciar,
pero,
con traje, cantidades ingentes.
Por
darnos en África un mundial,
mientras
nos besaba un viernes,
el
abismo más provocado y fatal
que
los bancos al hombre, transfiriese.
Mientras,
el hambre cerca del lugar,
nadie
lo veía, ni sabían lo que comieren
millones
de negritos para la vida salvar.
Es
nuestra mala conciencia, amada gente.
Ya
nos tienen presos, en el lugar
que
los banqueros y otros prefieren,
por
esas cuantas cosas, y muchas más,
merecemos
y llegará justa, la muerte.
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