Colaboración de Vicente García Jiménez
NUESTROS COMIENZOS
Capítulo I
Un
dúo español entró con fuerza en el panorama musical español a finales de los
setenta y comienzos de los ochenta, “Los
Pecos”, siendo sus componentes Francisco Javier y Pedro
José Herrero Pozo. El estilo de
sus canciones impacto bastante entre los españoles, no se apagó con el paso de
los años y siguieron ganando fans entre las generaciones posteriores. Por esa realidad,
como en gustos no hay nada definitivo, su música siguió cautivando a personas mucho
más jóvenes y por esa influencia en nuestro pueblo aparecieron en el año 2006 “Los Pecos, Villargordeños”…
Dúo
compuesto por Francisco García Cañas, conocido
popularmente como “El gordo el Bandido”,
y Vicente García Jiménez “Peluca”. A ellos los empujaba el ser hermanos,
el tener unas buenas voces, aspirar a ser alguien en ese campo profesional…
Nosotros teníamos en común que nos gustaban sus canciones, la “marcha marchosa”
con un fresquito en la mano, comernos
una vaca si había que comérsela, cantar
por “Ellos y por quien fuera” en las juergas cuando alcanzábamos el puntillo
feliz siempre que éramos requeridos por los colegas de marcha y, como no, reírnos un montón con las ocurrencias
de Paco.
Ambos
somos ahora, y también lo éramos entonces, diferentes pues yo siempre fui muy hablador y Paco
muy recatado pero el joío, de un tiempo a esta parte, cuando se da unos cuantos
latigazos le quita el freno al espíritu y ya no le importa que lo graben o que
lo suban a Flaybu, así es como él le
llama a Facebook cuando alcanza el
puntillo.
Así
es como somos, más o menos, los dos componentes de “Los Pecos, villargordeños” y, aunque estamos teniendo bastante
éxito en los conciertos que hemos ofrecido en algunos locales de nuestro Villargordo querido, todavía no se nos
ha subido éste a las pelucas. Por
esta razón hemos rechazado ofertas interesantes para actuar en otros pueblos de
nuestra provincia porque tenemos muy claro que no firmaremos contratos a lo
loco pues preferimos ir despacio y sin pausa, nuestro deseo es seguir en los
escenarios muchos años divirtiéndonos con nuestro “Club de fans”, nos debemos al contrato en exclusiva que firmamos
con ellos hace años.
La
historia del grupo empezó cuando dos jóvenes, muy unidos por la amistad y el buen
humor, deciden sacar esta faceta última de sus vivencias desde la intimidad hasta
el exterior y mostrarla a los demás, el dúo nació con ese planteamiento tan
sencillo. Ambos nos complementábamos muy bien desde siempre pues por una parte estaba
el humor imprevisto de Paco y por la
otra las excelentes relaciones públicas que siempre tuvo Vicente con todos. Todo comenzó hace ya tiempo en las fiestas de
cumpleaños, en los cocherones, etc. Así, poco a poco, se fue cundiendo la
noticia de los números que montábamos y nos invitaban a los jolgorios para que
los ambientáramos. Estábamos en una fiesta de cumpleaños, pusieron una canción
de “Los PECOS” y, sin dudarlo un
instante, comenzamos ambos a imitarlos. Aquello fue un espectáculo de risa
tremendo donde se mezclaron dos voces distintas: la de Paco, en tono algo subido y cargado de fuerza, y la de Vicente, más delicada y sensual. Ese
contraste hizo las delicias de los presentes.
Así
estuvimos actuando durante un tiempo y en el año 2006, unas semanas antes de “Santiago”, hablé con la Familia Almagro-Bergillos, “Los Ofertas”, y les propuse cantar el
día 27 de julio en la caseta que todos los años abrían en el “Ferial”, interpretaríamos unas
canciones por “Los Pecos”. Me dijeron
que no había inconveniente y que les gustaría.
Quedaba
poco tiempo y teníamos que prepararnos las canciones, por eso comenzamos a
ensayarlas en las siestas del mes de julio, vaya días que nos pegamos de calor.
Escogimos un grupo amplio de sus canciones pero recuerdo con especial cariño
las tituladas “Háblame de ti” y “Acordes”.
En
esa fecha estábamos novios con quienes después se convirtieron en nuestras
esposas, Emilia y Mari Paqui, y entonces ellas no sabían
todavía hasta dónde podíamos llegar.
Recuerdo
que subimos a comprar dos “pelucas”
a Jaén, concretamente a una tienda de “bromas”
que había en la calle Millán de Priego. Cuando estuvimos en el establecimiento nos
preguntaron qué deseábamos comprar, les contestamos que unas pelucas de unas
características concretas, nos las trajeron y cuando fuimos al probador ya nos
pasó la primera anécdota pues al probarme una de ellas, como llevaba clavados
en su interior unos alfileres grité, el amigo Paco acudió en mi ayuda al oír las voces que daba, él intentó
solucionar mi dolor con sus delicadas maneras de siempre y de la mejor forma
posible pero enfocó mal el sentido de la ayuda y en vez de retirar la peluca de
mi cabeza optó por poner sus manazas sobre ella y le empujó hacia abajo, de esa
forma consiguió que los alfileres se me clavaron en la cabeza… ¡Vi las estrellas!
Esa
misma noche era el concierto y, cuando regresamos al pueblo, decidimos pasar juntos
el tiempo que nos quedaba libre antes de la actuación, visitamos el mesón “La Cabaña” y el restaurante “El Tropezón” para tomar algo, ambientarnos
un poco y, de camino, entonar el cuerpo con unos latigazos.
Por
el pueblo ya se había empezado a rumorear que aquella noche actuaban “Los Pecos” en la “Caseta de Ofertas” pero no sabían si eran los de verdad o nosotros,
hay una anécdota que confirma la realidad del rumor: Un vecino del pueblo, conocido
popularmente como Pepe “Gallinaza”, y su esposa Rosa creyeron que eran “Los Pecos” verdaderos quienes actuaban.
Como eran muy fans de ellos pues para coger un buen sitio se fueron muy
temprano al ferial y estuvieron sentados en la caseta, desde muy temprano,
esperando que comenzara el concierto y él, hablando con sus vecinos de mesa les
preguntó:
-
¿Ya estarán muy viejos “Los Pecos”?
Los
otros, tan desorientados como ellos, no supieron qué contestarle e imagínense el
chasco que se llevaron, ellos y los que no sabían la verdad, cuando salimos y
se encontraron con nosotros disfrazados… ¡Qué
cara pusieron!
Nuestras
novias, Emilia y Mari Paqui, crearon un “Club
de Fans”, hicieron una pancarta y todos sus componentes animaron tanto esa
noche la caseta que no entraba en ella ni un alfiler. Al no tener la caseta
escenario, para que comenzara el concierto, tuvimos que improvisar uno… ¡Nos subimos en la barra de la caseta para cantarles
las canciones!
Durante
la actuación, como las llevábamos escasas de aprendizaje y un poco cargados de
alcohol, nos equivocábamos mucho y entonces me decía Paco, por bajini:
-
¡Canta cabróóón, canta ahooora!
Continuará
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