Colaboración de Ramón Albao Carmona
Cavaba
el sepulturero,
y
cavaba por oficio,
pero
no aprendió lo que era
hasta
que enterró a su hijo.
Una
condecoración es algo que da estima,
algo
que da fuerza, pero nada más,
porque
conozco gente que las tiene amontonadas
y
se han pasado la vida sin saber qué es trabajar.
Yo
no digo ni sí, ni no,
sólo
digo que, si Dios existe,
me
debe una explicación… ¡Ya!
Quiero
ser fiel a esta gente noble
del
pueblo que me acogió
y,
como los llevo en la sangre,
siempre
seré ya de Villargordo
aunque
ellos se cansen de mí.
¿Qué
tendrá el Cristo de la Salud?
Cuando
hace llorar a los viejos,
soñar
a los enamorados,
rezar
a los chavales,
poner
firmes a los militares,
recapacitar
a los políticos
y,
a mí, hincarme de rodillas.
¡Maaadre
mía!
¿Qué
tendrá el Cristo de la Salud?
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