Colaboración de José Martínez Ramírez
Para los Pecos de Villargordo
La
celebramos con un vodka con limón,
mientras
se largaban dos primaveras,
tras
aquella madrugada en la frontera,
con
dos abrazos y alguna canción.
Las
conocimos imberbes en un mesón
cuando
en Sevilla giraba la esfera,
una
se llamaba Rocío y la otra Julieta,
amanecidas
cubiertas de un blusón.
No
pido besos de importación
ni
que un alma viajera
quisiera,
querer que quiera,
alegrarme
el corazón.
En
el Guadalquivir un bufón,
con
mi alma alegre y viajera,
aquella
noche, yo me sintiera
capitán,
con mi bandido bribón.
Harto
ya de churros y chinchón,
a
las dos, a pares, el las cubriera
en
aquella barca viajera,
mientras
gritaba el muy bribón.
No
pido besos de importación
ni
que un alma viajera
quisiera,
querer que quiera,
alegrarme
el corazón.
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