martes, 17 de octubre de 2017

REFRANES DE NUESTROS MAYORES

Colaboración de Paco Pérez
Cuando somos jóvenes nos queremos comer el mundo planteándonos alcanzar unas elevadas metas personales, en ese empeño luchamos sin descanso durante unos años para alcanzarlas pero, como consecuencia del deseo y del esfuerzo que ponemos en su logro, nos desesperamos más de lo deseado porque el referencial del TIEMPO nos muestra el avance de las agujas del reloj aunque creamos que éstas no lo hacen al ritmo que nos apetece, deseamos que sea rápido, y también consideramos que las hojas del calendario caen con una lentitud desesperante cuando preferimos que éste pase con prontitud. Una vez alcanzados nuestros deseos estabilizamos el espíritu y esto nos ocurre cuando quedamos acoplados a un puesto de trabajo, formamos nuestra familia, consolidamos nuestras relaciones sociales en nuestro entorno, viajamos… 

Así es como entramos en una dinámica vital estable y normalizada, con momentos de luces y sombras, en la que se nos van pasando los mejores años de nuestra vida hasta que un día nos encontramos al levantarnos con el hecho real de que ha concluido nuestra etapa laboral y entonces pasamos a vivir otra nueva … ¡La jubilación!
En esta otra quienes se buscan alguna ocupación relajante podrán ganar mucho en salud porque se les pasará el tiempo rápido. Es bueno que les ocurra esto porque así no piensan que han tomado el camino del “Chorreadero” pero si un día revisan su vida mentalmente es posible que entonces pongan los pies en el suelo y que comprueben, sin proponérselo, que se les ha incrementado de manera brutal la cuenta corriente de los años y que ha ocurrido con una rapidez impresionante. Debemos estar prevenidos para no hundirnos cuando vivamos esta experiencia pues suele presentarse sin previo aviso. Cuentan los que pasaron por ella que tiene la manía de hacerlo por la mañana, cuando entramos al baño ligeros de ropa, y nos asomamos al espejo para peinarnos la melena y entonces comprobamos que cada vez tenemos menos pelo o que debemos decidir si nos tintamos los mechones que nos quedan porque, sin pedir permiso, ellos han decidido unilateralmente tintarse con el color de la camiseta oficial del Real Madrid; que tenemos las piernas con poca masa muscular, parecen un palillo de los dientes; que nuestra piel se ha relajado y vamos a tener que darle unos cuantos recortes y montar con ellos una fábrica de bolsos… Antes, cuando le ocurría esto a nuestros mayores, nadie se preocupaba porque entonces todo se veía con naturalidad y se aceptaba el nuevo look sin sufrir porque no había que mostrar buena imagen ante la sociedad. En nuestros días ya no es igual y tanto los hombres como las mujeres, en su mayoría, intentamos arreglar el desperfecto natural recurriendo a los potingues que ofrece el mercado o a los recortes de piel pero lo curioso es que se ha convertido en moda. Hace ya bastante tiempo que pasé por esa vivencia y no creo que haga falta explicar lo que hice porque mi look siempre fue el mismo y está a la vista de todos, mi cabeza está más blanca que los “mojones” que ponen los agricultores entre las parcelas en el campo.
Enmascarar el paso de los años sobre la persona necesita de un tiempo y como no siempre se logra el fin buscado pues no pierdo el tiempo en esos menesteres y prefiero dedicarlo a otros menesteres más relajantes: leer, escribir, pasear, contactar con la personas para charlar y, en esos encuentros, siempre surgen conversaciones en las que éstos me regalan sus vivencias del pasado o actuales.
Como somos algo mayores pues nuestras conversaciones son siempre con personas de similar edad y en más de una ocasión recibieron de sus antepasados REFRANES que nos transmitieron y que merecen ser recordados aquí:
1.- ERES UN PIOJO REVIVÍO.
Esta forma de calificar a otras personas era utilizada con frecuencia por los mayores para recordarle a quienes se portaban mal con ellas sus orígenes. Solían hacerlo con quienes nunca habían tenido posición económica y, por las circunstancias extraordinarias de la vida, un día ésta los favoreció y ya todo fue para ellos de color de rosa. Estas personas suelen olvidarse pronto de la posición social que tuvieron en el pasado y ponen todo su empeño en que los demás también lo hagan. Quienes así piensan y actúan se comportan muy mal con quienes sufrieron junto a ellos los rigores de la penuria y después, para marcar los territorios, no dudan en pisotearles sus derechos para que sepan quién es quién.
Para estos “riquillos nuevos”, en nuestro pueblo también tenían nuestros mayores estos otros REFRANES:
- LOS TIEMPOS CAMBIAN PERO LAS PERSONAS NO.
O este otro:
- NUNCA PIDAS A QUIEN PIDIÓ NI SIRVAS A QUIEN SIRVIÓ.
O también:
- EL QUE NUNCA HA SIDO COSA Y LUEGO COSA LO HACEN… ¡JESÚS, QUÉ COSAS HACE!
2.- EL AMIGO, Y EL MÁS AMIGO, TE LA PEGA… ¡NO HAY MÁS AMIGO QUE DIOS Y UN DURO EN LA “FALTIQUERA”!
FALTIQUERA= Un bolso de tela que llevaban cosido las mujeres en la parte interior del vestido.
3.- NO COMPRES YEGUA COJA CREYENDO QUE VA A SANAR PORQUE SI LA QUE ESTÁ SANA ENCOJA… ¡LA COJA QUÉ SERÁ!
La recordaban los padres, cuando sus criaturas estaban ya en edad de buscar esposa/o, para prevenirlas de que debían conocer bien a quienes eligieran porque así, si lo meditaban bien antes de tomar la decisión final, en el futuro podrían ahorrarse muchos disgustos.
4.- EL HOMBRE ES UN GUITARRITO QUE TOCA LA MUJER Y, SI AL TEMPLARLO TIENE ARTE, DESPUÉS HACE LO QUE QUIERE CON ÉL.
Consejo dado por las madres a las hijas para que supieran tratar al novio, sobre todo si éste era un poco revoltoso.
5.- YA HA LLEGADO EL CARRO A LA “POSÁ”.
Se suele decir cuando alguien ya no puede hacer más porque sus conocimientos o cualidades han llegado al límite.
Un día, en nuestro pueblo, dos personas hablaban con normalidad y una de ellas usó un tono irónico con la otra; ésta se sintió muy ofendida con los repetidos dardos lingüísticos que le lanzaba su vecino, entonces se vio en la obligación de defenderse y le dijo:
- ¡Menudo acompañamiento llevaba ayer el alcalde! ¡No te vi!
– Pues junto a él iba yo –le respondió el irónico.
– Pues escuché decir a una vecina que todos eran contrabandistas y ladrones –insistió el primero.
– Ya me había ido yo.
En Nerja también hemos escuchado algunos REFRANES muy usados por sus vecinos:
1.- SI NO QUIERES QUE UN RAYO TE PARTA ARRÍMATE A LA SUEGRA PORQUE NO HAY RAYO QUE LA PARTA.
Éste surgió cuando un tertuliano, hablando de los mosquitos que le habían amargado la noche, otro le dijo:
- Yo no tengo esos problemas porque pongo una fotografía de la suegra en la ventana y no entra ni uno.
Nos causó mucha risa la ocurrencia y después un mayor nos contó este refrán.
2.- AL BURRO Y AL BANCAL LO QUE SE LE PUEDA SACAR.


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