Colaboración de José L. Román
PUBLICADO
en “Alerta Digital”
¿Quién
está detrás de los figurantes de los programas basura? ¿Son éstos los hombres y
mujeres que representan el futuro de España? ¿Hacia dónde nos dirige la televisión
controlada por las mafias de la comunicación? ¿Quién mantiene a tanto iletrado
disfrazado de periodista?
Estos
figurantes inventados por los mercaderes televisivos, representan únicamente
las cloacas de nuestra sociedad, y han sido inventados por los que han dirigido
los destinos de esta nación durante más de tres décadas con el fin de tener a
la plebe entretenida, ensimismada y dormida mientras ellos construían su gran
entramado financiero.
Mientras
se siga fomentando y patrocinando toda la basura de programas que han ido poco
a poco haciendo mella en las mentes de una parte muy importante del pueblo, la
mayoría de la juventud seguirá creyendo que la vida, es cuestión de lo que ven
a diario en el mundo de la farándula y del despilfarro: Vivir a todo tren sin dar ni golpe.
A
la casta política no le importa suprimir de un plumazo y por ley la publicidad
del tabaco en los medios de comunicación haciendo creer que se preocupan por
nuestra salud, y mientras, no mueven ni un solo dedo para frenar esa verdadera
y peligrosísima enfermedad contagiosa que pudre y deforma las mentes más
débiles, y cuyo nombre no es otro que “basura
televisiva” o “telebasura”.
¿Dónde
están nuestros jóvenes investigadores? ¿Dónde están los voluntarios que de
manera altruista y desinteresada ayudan a discapacitados y ancianos
desamparados, sin que nadie los ponga como ejemplo a seguir? ¿Dónde están
nuestras jóvenes promesas en el mundo de la ciencia y la tecnología?
¿Dónde están esos españoles dedicados en cuerpo y alma al mundo de las letras,
la ciencia y por consiguiente al bien común? ¿Dónde están?
Pues
están pero se les ignora, y muchos se tienen que ir de España. Tienen que poner
mar o tierra de por medio y huir en busca de alguien que los escuche, que se
fije en ellos y los valore, que los entienda y que los apoye. Aquí en su país,
en España, es evidente que no tienen futuro, se les desatiende y se les
rechaza. Tienen que emigrar hartos de mendigar ayudas estatales para continuar
con sus estudios de investigación y exponer sus proyectos, mientras cientos de
millones de euros se dilapidan en el sostenimiento de la “telebasura”, o se reparten entre cualquier tipo de fundación,
asociación o chiringuito de carácter político, o del mundo de la farándula y la
prostitución encubierta.
No
crean que exagero. Basta poner un ejemplo para dar solidez a algo tan
lamentable. Comparemos las horas de programación dedicadas a la “telebasura”, con esas breves líneas en
algunos medios para anunciar descubrimientos científicos de cualquiera de nuestros
compatriotas aquí o en el extranjero. Miles de horas de emisión durante años,
para que lo chabacano, lo puerco y lo grosero bulla como en las charcas los
gusanos, y por el contrario, la mínima expresión para el trabajo y el esfuerzo
de lo que podría suponer un día, salvar la vida de millones de personas a nivel
mundial.
Nadie
puede negar a estas alturas del sistema, que un porcentaje altísimo de
ciudadanos no tienen ni pajolera idea sobre el sacrificio y la dedicación de
esos españoles, que por poner un ejemplo investigan sobre vacunas, remedios
para paliar y curar enfermedades raras, proyectos tecnológicos al más
alto nivel y de programas de innovación en todas la áreas. Ni siquiera saben
que existen, desconocen sus nombres, donde estudian y donde se esfuerzan cada
día, y sin embargo, se pasan las horas muertas inyectándose en vena toda la
mierda de la “caja tonta”, y conocen al detalle a todos y cada uno de
los personajillos y fetiches de la “telebasura”,
así como su vida y milagros, porque son presentados por los “macarras de la libertad”, como seres
mitológicos de la España democrática y de las libertades.
Pues
bien; este nivel de degradación de la sociedad es el fruto de un sistema
infecto dirigido por una casta a la que sólo
le ha interesado debilitar la capacidad de reacción de nuestro pueblo, con
la intención de que no vislumbrase que caminaba por una senda equivocada con
cierto atractivo, pero cuyo destino no era otro que el panorama calamitoso del
que hoy nos lamentamos. Díganme, ¿dónde está la libertad que nos prometieron?
En ningún sitio. En lugar de libertad se nos brinda un sucedáneo, que no es más
que la esclavitud que impone una pequeñísima élite para llenar aún más sus
arcas y expandir un materialismo económico sin límites. Todo lo intranscendente
cierra barreras a la felicidad gracias a la inteligencia de los “macarras de la libertad”, aquellos que conducen a la “masa” hacia estados
envidiables que publicitan: Hoteles de lujo, drogas para desinhibirse, coches
de alta gama, mansiones, viajes, modas y, algo novedoso: “Lo que natura no da, silicona lo soluciona”.
Todo
se compra y se vende, hasta la misma esencia del ser. Lo transcendente agobia,
lo superfluo libera ¿Quiénes son esos fetiches de nuestros días? Personajillos
incultos creados para la masa, faltos de criterio, desbordados por el sexo y la
droga, y que imponen a través de la “caja
tonta”, curiosidades inciertas y bien proyectadas.
Todo
ello va dirigido al núcleo de una sociedad deseosa de buscar satisfacciones.
Hay que llegar a la ruptura, al enfrentamiento y a la mente deformante. No
importa la Patria importa el partido. No importa ni el individuo, ni el amor,
ni tan siquiera los hijos. El egoísmo es centro del mundo como jamás lo ha
sido; los famosos colaboran dando pautas no impuestas por ellos, sino por los
mercaderes a los que les interesa la destrucción de la sociedad tradicional con
la familia como célula base. Se engrandece el estrellato de los momentáneamente
triunfadores, cuya luz fulgurante permanece por muy poco tiempo, pero el
suficiente para que se haga realidad lo anhelado por ese gran poder dominador.
Si
queremos un cambio en el sistema y
por consiguiente en nuestra sociedad,
no basta con cambiar únicamente la intención del voto, debemos cambiar
nosotros; tenemos que empezar por NO permitir ni un día más que se siga
encumbrando a los cuatro fetiches que viven del cuento con el despilfarro
económico que conlleva. “Boicot”
total y absoluto a los productos de las empresas y multinacionales que insertan
su publicidad para sostener esos programas basura. En cuanto bajasen las ventas por ese “boicot”, les aseguro que se acababa el cachondeo.
Los
Consejos de Administración de esas empresas que sin escrúpulos morales
patrocinan los programas, estoy seguro que en el fondo desprecian lo que
sostienen, pero su doble moral y sobre todo su codicia, les hacen mirar para
otro lado tapándose la nariz. Ellos, y sus próximas cinco generaciones
mantendrán el riñón bien cubierto, pero habrá sido a costa de patrocinar la “telebasura”, sin importarles en
absoluto el estado de podredumbre al que han conducido a nuestro pueblo con el
beneplácito de la “casta política”.
Exijamos
mediante ese “boicot” a sus
productos, que todo el dinero que invierten esas empresas en publicidad para el
sostenimiento de esos programas, lo empleen para culturizar a nuestro pueblo,
para financiar los estudios de miles de jóvenes españoles en programas de
investigación. Al fin y al cabo, somos los consumidores los que con nuestro
dinero sostenemos a esas empresas al adquirir lo que producen.
Por
lo tanto, exijamos que ese dinero que se invierte en publicidad
para alimentar programas televisivos que huelen
a mierda y a los “macarras de la libertad”, tenga como
fin una programación limpia e
instructiva; becas y ayudas para promocionar a jóvenes promesas.
Publicidad
¡Sí! Limpia, bien dirigida y nada engañosa, pero sobre todo, con el fin de
incentivar y estimular a los jóvenes españoles a ser útiles a la sociedad y a
su Patria, a ser empresarios, técnicos o profesionales, y ansiar con ilusión un
futuro esperanzador sea cual sea su estrato social y punto de partida. Que esos
luchadores que se esfuerzan cada día sean los auténticos protagonistas. Ellos
serán los mejores embajadores de España en el extranjero, y el ejemplo a seguir
para las futuras generaciones.
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