Colaboración de Paco Pérez
La
SALUD no siempre se ha tratado
igual, antes había ciertas enfermedades que convertían a quienes las padecían
en unos marginados religiosos y sociales. Jesús lo que hizo con los enfermos fue,
además de sanarlos, romper los moldes legales que la sociedad había establecido
para evitar los contagios.
Un
ejemplo de ello era que no podían hacer nada en sábado y Él no respetó esa
prohibición porque anteponía el atender a quién lo necesitaba a los preceptos
de los hombres. Por esta forma de actuar se acarreó la enemistad con los
poderes religiosos.
En
Job podemos ver cómo entendía
aquella sociedad la enfermedad, un
castigo por los errores cometidos y de ahí que él se sublevara contra los
amigos que acudieron en su desgracia, pues lo reprendieron en vez de apoyarlo.
Jesús
curaba en nombre de Dios pero no pasaron sus actos desapercibidos y los
buscaban, Él se marchaba entonces a otros lugares porque huía de la tentación
de que lo convirtieran en el Mesías
guerrero que los salvara de sus opresores.
Si
pensamos en esa actitud de Jesús entonces comprenderemos mejor por qué nos
enseña San Pablo que debemos predicar el
Evangelio para que éste llegue a todos, siendo la paga recibida al hacerlo la
de los bienes que de él se derivan.
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