Colaboración de José Martínez Ramírez
Entrega V
XXI
Se
me está cayendo el pelo,
señal
de que estoy viejo.
La
fe en uno mismo
para
después unirme a tu cuerpo.
El
viaje de un vagabundo,
decirle
que nada existe,
que
todo es mío,
que
nada es de nadie.
El
egoísmo.
Se
me está cayendo el pelo,
señal
de que estoy viejo.
XXII
A
la Navidad le canto
y,
de sobra sabrás,
que
se vende alegría,
un
año más.
¡Feliz
Navidad, feliz Navidad!
Pero
ven a cantar,
a
reír y a jugar
que
otro año se va
para
ricos y pobres,
negros
y blancos,
un
año más.
Y
seguimos con hambre
y
guerras sin pan.
XXIII
Cuando
era un niño dibujaba,
como
un juego, la vida al soñar.
Cuando
llegaba Navidad,
en
mi entorno de ausentes rosas
no
lograba saborear.
Más
tarde, como una nube extraña,
se
disolvió en lágrimas de sal.
Después,
como un torbellino,
llegó
la pasión de amar.
La
Luna, con su brillo raro,
ya
no sabía casi caminar.
Llegó
el tabaco y el alcohol
cuando
aprendía a andar
y,
con la vida entre los brazos,
pellizcándome
el corazón.
Y,
en vez de preguntarle
a
sus ojos que no dormían,
me
advirtieron con su risa
que
la vida no era tan amable.
Por
el sendero del olvido
mi
vida volvió a recordar
pero
la Luna con su brillo raro
ya
no sabía casi inventar,
cuando
soñaba siempre en vano
como
un juego la vida al soñar.
Y
el mundo seguía dando vueltas
y
no acababa de llegar,
yo
con los ojos muy fríos
y
el alma que no paraba de rodar.
Y
te das cuenta un día
que
nadie llega a una edad
sin
perder algún amigo
que
se quiere de verdad.
XXIV
Ya
puedes venir si quieres
de
donde nunca has regresado,
le
dijo José al Niño,
meciéndolo
con sus brazos.
Ya
puedes venir si quieres
pero
ven con todos tus santos,
que
con tu mano no bastará
para
bregar en este desaguisado.
¡Regresa
pronto, volando!
¿No
ves cómo estamos?
XXV
Por
la ruta del azar
viajo
deprisa
prisionero
de entusiasmos,
impúdico,
sin misa pero…
No
es fácil sin ti.
Y,
cuando preocupado,
me
cuelgo otra mentira
de
horas fijas y rutina,
supongo
que te cambiaré
por
otra, cualquier día.
Te
saludo en el espejo
de
mi foto,
prohibido
de recuerdo
y
me vuelves a doler
profunda
y heroica,
desde
que no soy
íntegro
de ti,
ni
me siento viejo.
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