Por D. Juan
Antonio Martos Moreno
Capítulo III
Debemos
tomar conciencia de lo que debe significar la Semana Santa de Pasión para todos, puesto que no se trata de unos
días de fiesta más.
Es
muy posible que, viviendo en la espiral del egoísmo, por el materialismo y la individualidad en la que estamos
inmersos nos cueste comprender que un sacrificio tan grande, el de Jesús, fuera realizado en favor de los
demás.
Todo
lo que ocurrió en Jerusalén; en los tiempos de Anás, Caifás, Herodes y Pilatos contra
la persona de Jesús “El Nazareno”, rompió de manera
definitiva, y para siempre, el “dominio
del mal y de la muerte” sobre los hombres.
DOMINGO DE RAMOS
En
este día recordamos la “Entrada triunfal
de Jesús en Jerusalén” y ocurrió, exactamente, una semana antes de su
resurrección.
Unos
450 ó 500 años a.C., el profeta Zacarías había profetizado: [Alégrate mucho, hija de Sion, da voces de
júbilo, hija de Jerusalén, he aquí tu rey que vendrá a ti, justo y salvador,
humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino.].
Pasaron
los años y Jesús entró en Jerusalén como lo anunció el profeta y la multitud le
tendió sus mantos y ramos de olivo en el camino, la gente que iba delante y la
que iba detrás lo aclamaba diciendo:
-
¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el
que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
Jesús
sabía cuál era su destino y lo aceptó con total serenidad. Una entrada en la
ciudad que fue espectadora muda de su sufrimiento por predicar la conciencia
del amor, por hablar siempre del Reino de Dios: [No dirán, mirad, aquí está ni allí está, porque el Reino de Dios está
dentro de vosotros.].
Les
hablaba de una “justicia social” basada en dos pilares, los derechos humanos y la
igualdad y los adoctrinaba sobre
la religión judía y sus intereses materiales.
Por
eso les PREDICABA diciendo:
1.-
[Nadie puede servir a dos señores a la
vez, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesara, por el
primero y menospreciara al segundo. No se puede servir a Dios y al dinero al
mismo tiempo.].
2.-
[Es más fácil que entre un camello por
el ojo de una aguja, que un rico en el Reino de Dios.].
3.-
[No juzgues y no serás juzgado.].
4.-
[¡Ay de vosotros que ahora estáis hartos
porque tendréis hambre!].
5.-
[¡Ay de los que reís ahora, porque tendréis
aflicción y llanto¡].
6.-
[No hagas a los demás lo que no quieras
que te hagan a ti.].
7.-
[Anunció la buena nueva a pecadores,
marginados y pobres: No son los sanos los que tienen la necesidad del médico,
sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores.].
Está en Marcos 2,17.
8.-
[Bienaventurados los pobres, porque de
ellos es el reino de Dios. Bienaventurados los que tienen hambre, porque serán
saciados. Bienaventurados los que lloran ahora, porque reirán.].
Al
hablar así en el templo se enfrentó a los sumos sacerdotes, fariseos, escribas
y mercaderes y no fue aceptado por la sociedad de aquella época, por lo que
Jesús fue víctima de la agresividad reinante, siendo liquidado por las fuerzas
políticas, económicas y religiosas de aquella sociedad corrupta, influenciada
por la Roma pagana.
Amanece
el domingo de Ramos y avanza la mañana bajo un cielo rabiosamente azul, las
alegres campanas de Ntra. Sra. de la
Asunción tocan contentas pues Villargordo se ha teñido de fiesta y todo es
alegría.
Después
de la bendición de las palmas y los ramos de olivo, cortados y traídos por Vicentillo, nos congregamos en la plaza
de la Iglesia para recibir a “Jesús de
la Paz” y después lo paseamos por nuestras calles.
Para
recordar aquel hecho aclamamos también a Jesús y lo reconocemos como nuestro
único Señor. Pero lo importante de esta celebración, no es conseguir un ramo
bendito, ni la procesión o la aclamación a Jesucristo pero lo que sí es
importante es recordar y renovar lo que hicieron aquellos que lo recibieron en
su entrada en Jerusalén y, a su vez, vivirlo como una afirmación de nuestra fe
en ÉL.
Al
terminar la procesión, todo el pueblo se reunió en las terrazas de los bares
celebrando su entrada en Villargordo.
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