Colaboración de Paco Pérez
¿ASÍ LO QUERÍA DIOS?
Todo
acontecimiento hay que verlo desde una doble perspectiva, lo que se hacía antes
“de” y lo que se hace después “de”. Hoy hay que recordar la figura de Juan “El Bautista” porque con su predicación sencilla sobre la necesidad de
cambio personal y social propugnaba el
“bautismo de inmersión” en las aguas
del Jordán, como inicio de ese cambio.
Entonces la injusticia imperante agobiaba
a las personas y esta situación tenía que ser cambiada por los hombres, Juan lo denunciaba, siendo su
predicación el comienzo de una época nueva que prometía llevarlos hasta el Mesías, anunciado y esperado por el
pueblo. Jesús, como era hombre y
formaba parte de ese pueblo, también acudió a él para escuchar su mensaje, lo
recibió y se bautizó, así nos hizo ver qué debíamos hacer más adelante.
Este
rito religioso ha evolucionado y se ha apartado, a mi entender, de su origen. Opino
así porque si lo recibían de mayores es porque la decisión era personal y no
delegada en otro; porque implicaba un compromiso de cambio personal y con el
entorno social y porque la forma era por inmersión.
Tomemos
como referencia el ejemplo que nos dio Jesús al recibirlo. Él, como verdadero
hombre que era, después de ser bautizado comenzó a mostrarnos el compromiso de su
predicación y ejemplo de vida; lo hizo de manera sencilla y con total normalidad.
Para Él, ayudar a las personas necesitadas era su práctica diaria y me temo que
nosotros todavía no hemos logrado darle la orientación que Él pretendió
inculcarnos con su actuar diario.
Los
cristianos entendemos el Bautismo como
un acto necesario para nuestra salvación,
de ahí que se nos bautice de pequeños para evitar que una muerte prematura nos
prive de recibirlo y, consecuentemente, de alcanzarla.
¿Le damos verdadero sentido o todo ha
quedado en una fiesta familiar?
Considero
que debería bautizarse cuando la persona estuviera preparada y entonces, con
total libertad, que ella lo pidiera o no. A la edad que ahora se recibe considero
que es un error el darlo porque
nadie es consciente de lo que recibe a esa edad temprana, muy pocos padrinos
cumplimos con el compromiso que adquirimos ese día ante Dios y, como consecuencia de lo anterior, después sólo nos quedarán
los recuerdos del día y las fotos del acto en la iglesia y en el restaurante.
Si
la parroquia y las familias no hacen un frente común para abordar la
problemática educativa de los hijos en un ambiente cristiano sin imposiciones y
de folklore la Iglesia de Cristo no
caminará por donde Él nos enseñó.
Ahora
que cada uno diga y haga lo que quiera pero considero que no estaremos en la línea
del Reino.
REFLEXIÓN FINAL
1.-
La inmersión… ¿Podría ser entendida
como un acto en el que tomaban conciencia de los problemas que afectaban a la
sociedad de su tiempo y se mentían dentro de ellos para encontrarles
respuestas?
2.-
Jesús manifestó a Juan, ante su sorpresa, el deseo de
recibirlo para cumplir así lo que Dios
quiere que hagamos.
3.-
¿Querrá Dios que celebremos el CIRCO de ahora?
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