jueves, 19 de enero de 2017

PAISANOS EN LA MILI

Colaboración de Juan Manuel Moral Moreno “Juanche”
Capítulo V
VIVENCIAS DE UN SOLDADO EN LA GUERRA DE IFNI
También tengo que contar que se me ocurrió un día una idea, escribirle una carta a José MarfilEl Niño H”, aquel señor que echaba las películas en el “Cine Cervantes” de nuestro pueblo. Lo hice para que en el descanso de las películas la leyera por los altavoces, saludara a los paisanos en nuestro nombre y, de esa forma, les propusiera que si alguien quería escribirnos pues que lo podía hacer y así nosotros tendríamos más correspondencia porque la alegría más grande que teníamos allí era recibir carta de quien fuera.

Cuando las repartían el que no tenía se quedaba muy triste pues esa era la única ilusión que teníamos. Juan BerrioEl Cartero” le escribió a mi primo “Chico” y nos mandó diez pesetas pero nosotros no queríamos dinero porque teníamos y en las trincheras no nos hacía falta. Lo que sí queríamos era tener correspondencia para recibir noticias del pueblo.
Un día recibí una carta de mis padres y en ella me decían que el primo Juan Miguel, hermano de mi cuñado Tomás y Ana, no les escribía y que en el pueblo se decía que estaba muerto. Con esta noticia me dieron un disgusto muy grande y me propuse buscarlo pero yo no tenía ni idea de dónde podía estar, teniendo en cuenta que estábamos en las trincheras y que era todo muy montañoso. Para solucionarlo pregunté por el Regimiento Cádiz 41 y me dijeron que estaba en un sitio que le llaman la “Cola de Camello”, que estaba a unos 6 ó 7 kilómetros de nosotros pero, teniendo en cuenta que tenía que ir sin caminos y cruzando montañas y que era muy penoso y peligroso, decidí ir y hablé con el capitán y me dio permiso.
Cuando iba por el camino entonces fue cuando me di cuenta del peligro que esto tenía porque me podía meter en terreno enemigo sin sospecharlo. Caminé por la primera línea de fuego de los españoles pero si me desviaba a la izquierda estaba el enemigo, ese fue mi peligro. Tuve suerte y al final di con él… ¡Qué alegría nos llevamos al vernos y qué abrazo nos dimos!
Allí escribimos una carta entre los dos y ésta sí que la recibieron en el pueblo. El regreso fue más fácil, ellos me mandaron por una carretera que iba al pueblo y regresé muy cansado pero bien porque salí por la mañana y llegué por la noche.
Un día me llegaron noticias de que podíamos escribir a algún periódico de la Península diciendo que estábamos en la Guerra de Sidi Ifni y que nos gustaría que alguna muchacha fuera nuestra “Madrina de Guerra”, así podríamos  mantener correspondencia con ella y saber cosas de España.
Me ilusioné con esa posibilidad, escribí y un tiempo después recibí respuesta de una muchacha de Cartagena (Murcia); se llamaba Mari Carmen Hernández; tenía su domicilio en la calle Chocolatero, número 29 del barrio de Santa Lucía.
Pongo esta foto de mi “Madrina de Guerra” para manifestar mi agradecimiento a esta chica por la atención que tuvo al escribirme durante la guerra, no se pueden imaginar la alegría que me regalaba cada vez que recibía carta de ella.

Además de unas amables líneas en las que me daba ánimos para volver ileso, también me mandaba  periódicos y revistas, con fechas atrasadas, pero no me importaba que las fechas fueran viejas, lo importante era tener alguna noticia de nuestra España.
¡Cuánto me gustaría saber algo de ella!
Deseo darle las gracias de nuevo porque en su día, tal vez por mi juventud, no supe agradecérselo lo suficiente… ¡Gracias Mari Carmen!                  
El día 22 de junio hicimos un desfile todas las tropas que estábamos en Sidi Ifni, aquello fue algo maravilloso, era como despedida porque llegó “La Quinta del 57” a relevarnos, así que el día 24, el día de San Juan, embarcamos con rumbo a España, fue la mejor felicitación para mi Santo.  Entre los que nos relevaban venía Antonio Checa “el hornero”, me  hubiese gustado verlo para darle algunos ánimos pero no fue posible porque llegaba un cayuco lleno de soldados y en el mismo subíamos otros para el barco, por esa razón no lo pude ver, a pesar del esfuerzo que hice. El barco que nos retornó se llamaba “Cabo de Hornos”, salimos por la noche y llegamos al puerto de Cádiz el día 30, alojándonos en el “Regimiento de Infantería Cádiz 41”. Por la noche cogimos el tren y llegando a San Roque al día siguiente.
Antes de entrar al cuartel nos hicieron una misa en la plaza del pueblo y estaban todos sus habitantes, después entramos, allí entregamos el armamento y el día 4 de julio llegue a mi casa licenciado.

Cuando me fui a la mili no tenía novia pero en un permiso que tuve en agosto pretendí a la que hoy es mi señora y después, desde Sidi  Ifni, le escribí y ya seguimos escribiéndonos pero cuando vine licenciado fue cuando hable con sus padres y se hizo todo formal.

1 comentario:

  1. Si la primera historia es bonita, esta es genial, se pone el vello de punta al escuchar como fuiste capaz de arriesgar tu vida para ir a buscar a un paisano tuyo. Espero k sigas mandando estos relatos pq nos hacen conocer NUESTRA HISTORIA. ¿Y sabes que? Que me gustaría que pudieras conocer a tu " madrina de guerra" k tanto te ayudo en esos momentos tan dificiles de tu vida. Un abrazo

    ResponderEliminar