Colaboración de Paco Pérez
Las
personas nos vemos influenciadas durante nuestra existencia por una serie de
circunstancias que condicionan y marcan nuestro camino en todos los campos de
la vida: La familia, con sus formas de ser; el lugar donde nacemos, por sus
particularidades; la cultura personal que recibimos de las instituciones; la
religión que abrazamos; el clima político que nos rodea…
Jesús, como hombre,
no pudo verse libre de esas influencias y ahí tenemos que centrarnos para
intentar comprender mejor su forma humana de actuar y la actitud que tomaron
hacia Él los que fueron de su época.
Los
galileos, Él era considerado como tal porque vivía en Nazaret, estaban mal
vistos por las gentes de los otros pueblos de Israel y por esa razón, como sus formas de hablar y de tratar a las
personas calaron en ellas profundamente, cuando lo reconocían como “Mesías” y “Profeta” pues los fariseos
le mostraban a la gente su incredulidad ante el hecho de que una persona de Galilea pudiera ser el que decían que
era.
Este
comportamiento nos demuestra que las historias que se adjudican a las personas,
en este caso a los galileos, tienen más fuerza que la constatación del
comportamiento bueno que les manifestaba Jesús.
Para ellos, el sello de la verdad lo tenía la leyenda que le habían adjudicado a
los galileos las gentes de los otro lugares… ¿Seguimos practicando esas técnica o hemos cambiado?
Por
desgracia no, se divulga una mentira interesada y la elevamos a la categoría de
verdad, se hacía en tiempos de Jesús
y se sigue haciendo.
¿Por qué pensaban así de aquellas gentes?
Porque
los que no eran de Galilea, al ser considerada
ésta por los de fuera como una región belicosa contra los romanos y de respirarse
allí un ambiente rebelde contra el poder invasor, pues ya daban por bueno que todos
los galileos eran iguales...
¡¡¡Una injusticia muy gorda que queda patente
en la figura de Jesús, el predicador de la igualdad y la no violencia!!!
Allí,
inició la predicación del nuevo
pensamiento religioso, la IGUALDAD
entre los hombres. En ese lugar comenzó el anuncio de la llegada del Reino de Dios y con esos planteamientos
consiguió que la mayor parte de sus gentes se llenaran de esperanza. Desgraciadamente,
como no lo entendieron bien, las aspiraciones de liberación de las gentes
aumentaron pero Él predicaba otro
modelo de liberación, el personal. Con éste la persona aspiraría siempre a ser
feliz en las cosas sencillas de la vida, aquellas que no son relevantes para
los que sólo buscan la materialidad, y este diferencial de entendimiento es el que
llevó, y lleva, a los fariseos a comportarse de manera incomprensible con
quienes defienden la verdad.
Por
todo esto… ¿Es fácil entender a Dios?
Considero
que no y, por esta razón, cuando su pueblo sufrió en determinadas épocas la
invasión de otros pueblos más fuertes pues se sintieron abandonados por el Señor pero la realidad era bien
distinta pues siempre les echaba una mano para retornar a la normalidad. Hoy,
en el texto que se nos presenta de Isaías,
queda demostrado: [El pueblo que
caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una
luz les brilló.].
En
nuestros tiempos, muchos años después, los hombres seguimos haciéndonos esas
mismas preguntas cuando la adversidad nos visita y todo ello porque seguimos
sin comprender que a Dios no se le
puede entender a simple vista pues la magnitud de su grandeza nos lo impide.
La
incomprensión del hecho religioso es lo que más daño nos hace.
Pablo nos habla de
las peleas que mantenían entonces en aquellas primitivas comunidades cristianas
que se formaron después de Jesús y,
parece ser, que a pesar del tiempo transcurrido seguimos adoptando posturas
similares a las de entonces, unos seguían a Pedro, otros a Pablo… ¿Es correcto ser cristiano y declararse
seguidor de otros hombres?
En
nuestros días también se incurre en el mismo error cuando afirmamos que creemos
en Dios pero luego afirmamos con energía
que no creemos en los curas. Es un
error hablar así porque lo importante es hacer lo que Dios nos pide y el cura
lo que hace es recordarnos su mensaje e intentar hacernos comprender que los
hombres tenemos que desarrollar nuestras acciones religiosas y saber que
quienes atienden el culto no deben ser quienes nos empujen en nuestra actuación
cristiana, porque entonces haremos más cosas o menos en función de lo bien o lo
mal que nos caiga el cura de turno.
Seguir
a Jesús debe ser una decisión
personal, los apóstoles nos
enseñaron el camino cuando lo abandonaron todo, trabajo y familia, para ir tras
Él: Abandonaron lo que conocían, la pesca y la familia, para
seguir a Jesús, una aventura desconocida para ellos.
Jesús enseñaba en
las sinagogas, en ellas les
comunicaba el mensaje del Reino y
también curaba a los enfermos.
Nosotros tenemos que seguir el ejemplo de acción misionera
que nos dejaron, serán acciones personales y divulgadoras.
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